Lección 9 Febrero 27 del 2022
- Admin
- 1 feb 2022
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PARA JÓVENES E INTERMEDIOS: “Eliú Justifica a Dios” (II Parte)
Propósito:
Enseñar al Joven que Dios nos ha llamado para dar testimonio del Dios vivo y verdadero.
Introducción:
En esta lección consideraremos que Dios siempre tiene quién testifique de él acerca de sus atributos y obras, además del amor que él tiene por los suyos.
I. Por su Imparcialidad y Omnisciencia, vv. 16-22
a) Porque Dios es Santo y justo. Eliú le dice a Job que no dude de lo que Dios permite en su vida ya que Dios nunca obrara de manera indebida o imparcial.
b) Porque Dios no hace acepción de personas. Dios trata por igual a todos con misericordia y con justicia.
c) Porque él todo lo ve y sabe. Dios es perfecto en sus atributos, y uno de ellos es la omnisciencia, esto significa que es perfectamente sabio y que en todo lo que hace no cabe la injusticia.
II. Quien Actúa sin Intervención Humana, vv. 23-30
a) Porque Dios está sobre todos los seres humanos. Dios no prueba a nadie más de lo que pueda aguantar, Dios también está sobre las acciones de los malos y las permite sin que estas salgan de su control y no por esto participa del pecado.
b) No hay quien se oponga a su plan perfecto. Si Dios da reposo, no hay quien lo quite, si el no permite que le conozcan, nadie lo puede hacer, y no por esto hace algo indebido.
c) Él está sobre todos los que dicen ser poderosos. El domina de mar a mar, y quita reyes y pone reyes, y al paso de la historia humana quita a los hipócritas para que no reinen, para humillar al pueblo.
III. Expresando la Necedad de Job, vv. 31-37.
a) Diciéndole a Job que le pida ayuda a Dios para entender la situación que vive. Solo Dios es quien le podía llevar a entender su prueba.
b) Que tenga sabiduría espiritual. La sabiduría espiritual es necesaria para no pecar contra Dios.
c) Que se humille delante de Dios. Que es verdad que era íntegro, pero que solo Dios no comete pecado, por lo cual debe presentarse ante Dios siempre humillado.
Conclusión:
Amados jóvenes, pidamos a Dios sabiduría para entender su voluntad y hablar a otros del plan de Dios a la humanidad. Amén.
