PARA LOS NIÑOS: “Jacob en Padan-aram”
Propósito:
Enseñar a los niños que la voluntad de Dios y el amor, es lo único que debe mover a un hombre y a una mujer para unir sus vidas en matrimonio.
Introducción:
Después de haber recorrido los 750 kilómetros aproximadamente que hay entre la tierra de Canaán y Harán, Jacob llegó al lugar en donde vivía Labán el hermano de su madre. Es de reconocer que Dios le cuidó en aquel largo viaje que posiblemente realizó solo, huyendo de la ira de su hermano Esaú, protegido por la misericordia de Dios, es así como la lección de hoy nos narra lo que le sucedió a Jacob en Padam-aram.
I. Su Encuentro con Rachêl, vv. 1-14
Jacob, motivado por el encuentro que tuvo con Dios en Beth-el, continúa su viaje y llega a Harán, en donde ve un pozo de agua en el campo y tres rebaños de ovejas; porque se juntaban todos los rebaños, removían la piedra que tapaba el pozo y sacaban agua para que la tomaran ovejas, después volvían a tapar el pozo. Jacob al ver los pastores les dijo: Hermanos míos, ¿de dónde son? Y ellos respondieron: de Harán, y él les preguntó ¿Conocéis á Labán, hijo de Nachôr? Y ellos dijeron: Sí, le conocemos; Rachêl su hija viene con el ganado. El pozo era público y era costumbre que los pastores con sus rebaños se juntaran a ciertas horas para abrevar el ganado. Cuando Rachêl apareció con el rebaño de su padre, Jacob remueve la piedra del pozo y da de beber al rebaño de Rachêl (la piedra era bastante grande y demandaba mucha fuerza removerla). Saluda a Rachêl con un beso y llora, también se identifica como pariente de Labán. Rachêl, sorprendida por todo, corre a su casa y da las noticias a su padre. Labán sale al encuentro de Jacob, lo saluda con un abrazo y beso, se identifican como parientes y Labán lo lleva a su casa donde le hospedó por espacio de un mes.
II. Su Matrimonio con Lea y Rachêl, vv. 15-30
La Biblia dice de las hijas de Labán que: los ojos de Lea (la mayor) eran tiernos; pero Rachêl (la menor) tenía un lindo rostro y un hermoso cuerpo. Jacob desde que vio a Rachêl la amó. Labán le dijo a Jacob: ¿Aunque eres mi sobrino, vas a trabajar conmigo de balde? Dime cual será tu salario. y le dijo a Labán yo te serviré siete años por Rachêl. Labán aceptó y dijo: mejor es que te la de a ti y no a otro. Así fue como Jacob trabajó siete años, y el tiempo se le fue muy rápido porque amaba a Rachêl. Pasados los siete años Jacob le dijo a Labán: Dame mi mujer para que sea mi esposa. Entonces Labán hizo una gran fiesta para celebrar el matrimonio, pero al llegar la noche tomó a Lea y se la dio a Jacob sin que este se diera cuenta, y fue Lea su esposa; Labán dio a Zilpa para que fuera sierva de Lea. Cuando amaneció Jacob se dio cuenta que le habían dado a Lea, y le reclamó a Labán diciendo: ¿Por qué me has engañado, yo te serví para que me dieras a Rachêl? Labán respondió: no es costumbre dar la menor antes que a la mayor, cumple otros siete años de servicio y te daré a Rachêl, y Labán le dio a Bilha para que fuera sierva de Rachêl. Jacob también tomó por esposa a Rachêl y la amó más que a Lea; pero tuvo que trabajar otros siete años a Labán. Jacob engañó a Isaac haciéndose pasar por Esaú (Gn.27.19), ahora Labán engañaba a Jacob (Mt.7.2b, Ga.6.7).
III. Sus Primeros Hijos, vv. 31-35
Al ver Jehová que Lea no era amada le dio la bendición de ser madre (Sal.127.3), en cambio Rachêl era estéril. Así fue como Lea tuvo un hijo y a este pequeño bebé le puso por nombre Rubén (ved a un hijo), porque consideró que Jehová había visto su sufrimiento y pensó que por ese hijo la amaría su marido; con el paso del tiempo Lea tuvo otro hijo y dijo: Por cuanto oyó Jehová que yo no era amada y le puso por nombre Simeón (Dios oye); nuevamente tuvo otro hijo y dijo: ahora si mi marido estará conmigo y le llamó Leví (unido o ligado). Y volvió a tener otro hijo y dijo: Ahora alabaré a Jehová y le llamó Judá (alabanza). Y dejó de tener hijos. Con el nacimiento de cada hijo Lea expresaba su esperanza de ganar el amor, aprecio, compañerismo y honra de su marido. Con el nacimiento de Judá, Lea alaba a Jehová, como reconocimiento de que Dios la está favoreciendo a pesar de las luchas y conflictos (muchas mujeres piensan que, por tener hijos, el marido se quedará con ellas o las amará, pero no sucede así). De esa manera Jacob sin desearlo al principio, tendría por el momento dos mujeres en lugar de una. Dios estableció la monogamia (el tener una sola mujer) Gn.2.24, Mt.19.5), pero por el pecado se olvidó esta ley.
Conclusión:
Niñitos con el propósito de garantizar la felicidad matrimonial de Jacob, sus padres le pidieron que no se casara con una cananea, sino que buscara mujer entre su parentela. De esta lección aprendemos que los creyentes no deben casarse con gente incrédula, que el matrimonio tiene que realizarse por amor entre dos contrayentes y no por transacciones comerciales, o atracciones personales; contando siempre con la aprobación de Dios.
CATECISMO INFANTIL:
Pregunta No. 11
¿Puedes ver a Dios?
Respuesta:
Yo no puedo verlo, pero él me mira continuamente.