PARA LOS NIÑOS: “El Nacimiento de Moisés”
Propósito:
Enseñar que la protección divina se manifiesta en cualquier circunstancia para cumplir con sus planes.
Introducción:
La orden cruel de Faraón de asesinar a todos los niños varones de entre los hijos de Israel, amenazaba con extinguir al pueblo de Dios; pero el Señor tenía planes precisos, que nadie podía cambiar, de esa manera determinó preservar la vida del futuro libertador de su pueblo. Algo que debemos aprender es que la vida humana es valiosa a los ojos de Dios y no tenemos derecho de cortarla; en cambio tenemos la obligación de preservarla por todos los medios que estén a nuestro alcance, y eso hizo Amram y Jochêbed en el nacimiento de Moisés.
I. De la Familia de Leví, vv. 1-2
Los hijos de Israel se encontraban sufriendo una dolorosa opresión, porque eran considerados como extraños y enemigos en potencia. Todos los hijos de Israel que vivían en ese momento habían nacido en Egipto, pero los egipcios descendientes de esa nación los consideraban enemigos, por ser de diferente pueblo, lengua y religión. Dios permitió que todo esto sucediera cuando ya se acercaba el tiempo de la promesa que dio a Abraham diciéndole que libertaría a sus descendientes (Gn.15.13-16; Hch.7.17). Moisés nació en el seno de una familia de la tribu de Leví, carente de recursos económicos pero cuyo jefe, llamado Amram y su esposa Jochêbed conservaban la fe de sus mayores, este era adorador del Dios de Abraham, Isaac y Jacob (Éx.6.20; 3.6). En este último pasaje el Señor mismo se identifica como el Dios del padre de Moisés; es decir, de Amram, y le concede el privilegio de incluirlo juntamente con los grandes patriarcas. El niñito Moisés era hermoso en gran manera y agradable a los ojos de Dios (He.11.23; Hch.7.20); esa fue otra de las razones por la que sus padres exponiendo sus vidas desobedecieron la orden de Faraón. Recordemos que muchos hombres y mujeres de Dios fueron agraciados y tuvieron belleza.
II. Protegido por el Señor, vv. 3-6
Como Amram y Jochêbed no podían ocultar más a su hijo, con dolor, pero con esperanza de que el niño pudiera sobrevivir, lo colocaron dentro de una canasta que prepararon, y lo dejaron junto al carrizal, a la orilla del río. La hermana de ese pequeñito llamada María a lo lejos estuvo pendiente de lo que le sucedería a ese bebé. La hija de Faraón había descendido a lavarse al río junto con sus doncellas, ese río llamado Nilo era considerado divino por los habitantes del país. La hija de Faraón al ver la arquilla o canasta tuvo curiosidad y envió a una criada por ella. La princesa al abrirla se encontró con un niñito que lloraba desesperadamente, porque seguramente que lo colocaron cuando estaba dormido y al despertar por el calor y el hambre, se atemorizó al encontrase encerrado, por lo cual comenzó a llorar. Dios hizo que el corazón de la princesa egipcia sintiera compasión por el niño, y al mirarlo tan hermoso ganó su afecto, llegando a la conclusión de que era un niño hebreo de los que su padre el Faraón había condenado a la muerte. Probablemente ella no tenía hijos propios y aquella era una oportunidad para poseerlo.
III. Adoptado por la Hija de Faraón, vv. 7-10
María al ver que la hija de Faraón había encontrado al niño, intervino para ofrecer los servicios de una ama o nodriza hebrea para criarlo. Con el consentimiento de la princesa llamó a su propia madre, quien sin duda se encontraba en un lugar cercano por amor de su hijo. Desde un principio el niño fue considerado propiedad de la hija de Faraón y ese derecho nadie lo discutió. Ella ofreció un salario generoso a Jochêbed, para que cuidara al niño sin escasez. Sus piadosos padres también inculcaron en ese pequeño la fe en el Dios de Abraham, instruyéndolo en su carrera (Pr.22.6), esto es una muestra del cuidado que el Señor tiene por los suyos (Sal.46.1). Cuando creció el niño fue entregado a la hija de Faraón, la cual lo adoptó como si fuera su hijo y le puso por nombre Moisés porque dijo: “de las aguas lo saque”. Sin duda alguna el niño tenía entre ocho y diez años, hablaba la lengua hebrea, conocía la historia de su pueblo y tenía la fe, en el Dios vivo y verdadero. Ahora iba a ser educado como príncipe egipcio y sería separado de los suyos por más de treinta años, así lo expresa Hechos 7.23.
Conclusión:
Niñitos seguramente Jochêbed la madre de Moisés oró con la confianza de que el Señor cuidaría de su pequeño bebé y tuvo como resultado la salvación de su hijo, este llegaría a ser el Libertador de los hijos de Israel. Nosotros debemos confiar plenamente en Dios y no desmayar, porque Él oportunamente responderá nuestras peticiones y su cuidado será continuo en nuestras vidas, la Biblia dice en el Salmo 121.3: No dará tu pie al resbaladero; Ni se dormirá el que te guarda.
CATECISMO INFANTIL.
Pregunta No. 56
¿Qué es arrepentirse?
Respuesta:
Sentir el pecado, aborrecerlo y abandonarlo por ser detestable a la vista de Dios.