PARA LOS NIÑOS: “La Aflicción de Israel en Egipto”
Propósito:
Enseñar que Satanás se vale de todos los medios para afligir a los hijos de Dios, pero el Señor siempre protegerá a los suyos y los bendecirá.
Introducción:
Durante todo el tiempo que reinaron los reyes de la dinastía a la que pertenecía el Faraón que nombró a José como gobernador de Egipto, los hijos de Israel gozaron de paz. Como sesenta años después de la muerte de José, vino una revolución, por lo cual la vieja dinastía fue derribada, y el alto y el bajo Egipto fueron unidos en un solo reino. El nuevo rey no sabía nada de los hebreos; y desde el principio como extranjeros y pastores, los miró con aversión y desprecio, todo esto dio lugar a la aflicción de Israel en Egipto.
I. Por Considerarse una Amenaza, vv. 8-12
La aflicción comenzó cuando una nueva generación subió al poder, con un nuevo rey que no conoció a José ni lo que había hecho para que Egipto no fuera destruido por el hambre. Este rey consciente de que el pueblo de Israel era numeroso y fuerte, tuvo el temor de que, al venir la guerra, se uniera con los enemigos del país, restándole al reino numerosos hombres fuertes y mano de obra esclava, necesaria para realizar sus grandiosas construcciones y fortificaciones. Primeramente, oprimieron a los israelitas con pesados trabajos, exigiéndoles labores inhumanas y sin recibir un salario. De hecho, los convirtieron en un pueblo de esclavos, al servicio de un rey déspota que los utilizó en sus obras de construcción. Así fueron obligados a construir dos ciudades cerca de la frontera noreste. Pero mientras más los hacían trabajar y los afligían mucho más se multiplicaban.
II. Una Opresión Severa, vv. 13-14
Todas las medidas tomadas por los egipcios para detener el crecimiento del pueblo de Israel, fracasaron, pues Dios tenía planes específicos para ellos, por lo cual continuaban multiplicándose a pesar de las adversidades lo cual llenó de ira a los egipcios, quienes veían que los hijos de Israel cada día eran más numerosos y fuertes. Se dice que los egipcios amargaron la vida de los hijos de Israel con dura servidumbre. Esto lo permitió Dios para que su pueblo aborreciera el país de Egipto, en donde había nacido, y anhelaran la tierra de promisión al llegar el momento oportuno. No solo los obligaron a trabajar haciendo ladrillos, sino también hacían la labor del campo y toda clase de servicio, siempre con rigorismo y crueldad, como es la característica de los gobiernos déspotas. Recordemos que las grandes construcciones de los pueblos antiguos se hicieron con mano de obra de esclavos.
III. El Plan de exterminio, vv. 15-22
Lo más terrible de la opresión fue la orden de matar a todos los niños del pueblo de Israel. El faraón fue un instrumento del diablo, quien en muchas ocasiones se propuso destruir al pueblo de Dios con el propósito de impedir que naciera el Salvador. Así que llamó a las dos principales parteras de las hebreas, para dar a conocer su diabólica orden de matar a los niños. Las parteras Siphra y Phúa temieron más al Dios de los hebreos y no quisieron provocar su ira, por lo cual desobedecieron la orden del rey afirmando que no podían cumplirla por la fortaleza de las mujeres hebreas, que las llamaban cuando los pequeños ya habían nacido. Ante el fracaso de sus planes, el Faraón ordena a su pueblo matar a todos los niños varones que nacieran entre los hijos de Israel; de esa manera se detendría el crecimiento del pueblo y en poco tiempo desaparecería. Las medidas del rey cada vez fueron más crueles e inhumanas, pero no pudieron destruir al pueblo que Dios protegía.
Conclusión:
Niñitos atentar contra la vida humana, es provocar a Dios, porque los hombres de cualquier nación o lengua son hechos a su imagen, la orden de matar a los niños hebreos fue desagradable a los ojos del Señor. De la misma manera en nuestros días quien intenta matar a su prójimo recibe castigo de parte de Dios, el sexto mandamiento nos dice: “No matarás” (Éx.20.13), y no cumplirlo ocasiona juicios severos. Niñitos ante los embates del enemigo clamemos a Dios con la seguridad de que nos socorrerá, porque ninguna cosa mala prosperará en contra de los hijos de Dios, así como estuvo para proteger a los hijos de Israel así estará con nosotros para bendecirnos.
CATECISMO INFANTIL.
Pregunta No. 55
¿Quiénes han de ser salvos?
Respuesta:
Solamente aquellos que se arrepientan de sus pecados, tienen fe en Cristo y viven santamente.