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Lección 30, Julio 23 del 2023

PARA LOS NIÑOS: “La Muerte de Jacob”

Propósito:

Enseñar que para el hijo de Dios el morir es ganancia.

Introducción:

Siendo Jacob un anciano recordó las promesas que Dios le había dado (Gn. 46.3). El Señor fue con Jacob los diecisiete años que vivió en Egipto y lo prosperó. José el hijo amado estuvo con él en sus últimos días, pero el patriarca no regresó a Canaán, en sus últimos días estuvo en Egipto, muy lejos de la tierra de sus padres, pero sabía que Dios había hecho promesas no solo para él sino también para su descendencia, por eso le dijo a José: “He aquí, yo muero, mas Dios será con vosotros, y os hará volver a la tierra de vuestros padres.” (Gn.48.21); teniendo la seguridad de que esas palabras se cumplirían aconteció la muerte de Jacob.

I. Después de Bendecir a sus Hijos, v. 28

Antes de morir Jacob bendijo a sus hijos, y a las tribus futuras que descenderían de ellos, cada uno tuvo una bendición apropiada recordemos que: Rubén. por mal comportamiento perdió los derechos de la primogenitura y nunca fue notable. Simeón y Leví se dejaron llevar por el enojo y fueron esparcidos en Israel. Judá tuvo un lugar prominente y el privilegio de que naciera de ella el Mesías. Zabulón iba a tener su lugar cerca de la costa de mar, para ocuparse en las tareas marítimas y el comercio. Issachâr iba a ser una tribu activa, paciente, dada a los trabajos agrícolas. Dan como serpiente, fue una agresiva tribu que también juzgaría en la nación, sin fidelidad religiosa porque daría lugar a la idolatría. Gad como tribu sería atacada, pero saldrían victoriosa de sus guerras. Aser su lugar era en la costa del mar, gozaría de la producción del mejor trigo y aceite. Nephtalí sería ubicada en territorio tan fértil y tranquilo, para alimentarse de los pastos. José su crecimiento sería extraordinario. Benjamín gastaría sus energías en guerras. Jacob con su bendición, profetizó las características de las doce tribus.


II. La determinación de su Funeral, vv. 29-32

Jacob reconoce que el final de su peregrinación terrenal había llegado. Y como ser humano y como hombre de fe hace todo lo necesario para enfrentar el fin de sus días. El primer acto de preparación tiene que ver con el lugar donde deberían ser depositados sus restos, y reitera su petición de ser sepultado en Canaán, como cumplimiento de una tradición familiar, porque había una sepultura que pertenecía a los hijos de Israel. Es interesante notar que Jacob da una lista de todos los antepasados sepultados allí, porque les dice: Allí sepultaron a Abraham y a Sara su mujer; allí sepultaron a Isaac y a Rebeca su mujer; allí también sepulté yo a Lea. Por lo cual pide ser enterrado en la cueva de Macpela, el cumplimiento de esta promesa ya no caería sobre una sola persona, sino que se extendería a todos sus hijos, porque recordemos que José ya le había prometido hacerlo bajo juramento (Gn.47.29-31). Pero Jacob se empeña en describir correctamente el lugar del sepulcro y el derecho de propiedad familiar que fue adquirido legítimamente por Abraham (Gn.23.14-20). Con esto Jacob refleja la fe en las promesas de Dios de que Canaán sería la tierra de Israel; con esta petición el patriarca termina de dar todas las instrucciones finales y necesarias a sus hijos.


III. Un Suceso Apacible, v. 33

Jacob encogió los pies en la cama, no sólo como uno que pacientemente se somete a la voluntad de Dios, sino como quien alegremente se acomoda para descansar por estar agotado y para entregar el espíritu en completa paz. Esto indica que el patriarca partió de su vida terrenal sin dificultad a los ciento cuarenta y siete años de edad (Gn.47.28). La narración resalta que el patriarca enfrentó la muerte física con dignidad, porque cuando se dio cuenta que “su hora había llegado” usó su última energía para volverse a acostar en la cama y recibir a la muerte sin resistencia, remordimientos o temor. Para Jacob que había aceptado y cumplido el llamamiento de Dios y con la fe firme en el Omnipotente, la muerte no era aterradora, sino que era el “acabar de una carrera” y el gozar del “premio por excelencia” (2ª Ti.4.7-8). Cuánta necesidad hay en nuestros días, de permitir que la gente enfrente la muerte con dignidad, porque por la falta de aceptación de esta limitación humana, y por causa de los efectos del pecado, nuestra sociedad resiste a la muerte y usa recursos o técnicas costosos para prolongar la existencia sobre esta tierra, ignorando que no se prologa la vida, sino la agonía y el sufrimiento. La muerte jamás será vencida en el laboratorio científico, sino en la fe de Jesucristo quien resucitó de entre los muertos (1ª Co.15.54-57). José, y toda la familia, expresó su dolor con llanto, al ver partir a su padre, el llanto es un recurso natural dado por Dios para descargar nuestro dolor y no es vergonzoso llorar, porque hasta el Señor Jesús lloró (Jn.11.35).


Conclusión:

Niñitos Jacob pudo ir al sepulcro con tranquilidad y satisfacción, porque había vivido una larga vida, llena de fe en el Dios vivo y verdadero; por esta razón entregó con mucha calma su espíritu en las manos del Señor. Aunque sus hijos le vieron morir en paz lloraron su partida. La muerte es una separación, que causa dolor y tristeza entre los seres queridos y la manera propia de enfrentar este proceso de duelo, es consolándonos en el Señor Jesucristo (1ª Ts.4.13-14). Niñitos esta lección nos inspira a permanecer firmes hasta que esté terminada nuestra obra, para entonces partir en paz a la presencia de nuestro Salvador (Fil.1.21).


CATECISMO INFANTIL.

Pregunta No. 51

¿Qué es santificación?

Respuesta:

Es una obra de Dios por la cual hace santos en conducta y en corazón a aquellos que antes eran pecadores.



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